lunes, 4 de junio de 2012

La cruda realidad. "DEL OLVIDO AL NO ME ACUERDO". Méjico, 1999

Ficha técnica:


Dirección y guión: Juan Carlos Rulfo
Fotografía en color: Federico Barbabosa
Música: Gerardo Tamez
Edición: Ramón Cervantes, Juan Carlos Rulfo
Producción: La Media Luna Producciones, IMCINE, Producciones Por Marca, Instituto Colimense de Cultura, Gobierno del Estado de Colima, Juan Carlos Rulfo, María Fernanda Juárez
Duración: 75 min.
Participación: Justo Peralta, Rebeca Jiménez, Juan José Arreola, Jaime Sabines, Clara Aparicio de Rulfo, Manuel Cosío, Jesús Ramírez, Aurora Arambula, Juan Michel, Eloísa Partida, Cirilo Gallardo.




Del olvido al no me acuerdo Una película sobre la 
desmemoriada memoria de los viejos patriarcas


“No hay otra vida que sea tan bonita como la primera, que es este mundo”
“Cada día que va pasando, vas dando un paso a la sepultura”

Este documental mexicano  aborda el tema del paso de los años, y  las cicatrices que estos dejan en la memoria, no solo en la memoria individual sino en la colectiva, dando voz a emblemáticos ancianos; asimismo, indaga sobre la vida de un hombre a partir de diferentes testimonios de longevos y contemporáneos del personaje que todos nombran “Juan”, quien no es otro que el escritor Juan Rulfo, padre del realizador y  autor de “El llano en llamas” y “Pedro Páramo”, dos de las obras más importantes de la literatura mexicana.


Juan Rulfo siempre mostró en sus únicas dos grandes obras literarias, pioneras del realismo mágico, un México guerrero, un país con paisajes emblemáticos y personas de acero, una lucha constante entre el bien y el mal, un ejemplo de supervivencia, una situación particular de pobreza y abandono en una tierra frágil, humana y poderosa. El documental refleja el infinito amor que los mexicanos de antaño tienen por vivir y amar, por cantar y disfrutar de los pequeños placeres mundanos como una buena comida, una buena historia, o simplemente un llano  momento de silencio. “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo” [1]

Refleja también el olvidado patrimonio inmaterial de un pueblo azotado por el sol y las inclemencias, pero dueño de unos de los paisajes más bellos del continente, escenario inspirador de pueblos mágicos como Comala, poseedor de ardientes llanuras desiertas, donde el viento sopla y cuartea las caras de los campesinos, habitantes misteriosos y encumbrados, como el mismo Juan Preciado.


A pesar de que Juan Carlos Rulfo, el realizador del documental, nunca aparece en cámara, el espectador logra entender que está ahí todo el tiempo, indagando, conversando y compartiendo con los personajes. Aparecen como protagonistas, entre otros, Clara Aparicio Reyes (viuda de Juan Rulfo) quien poco a poco y en medio de borrosas imágenes, reconstruye su vida de estudiante esquiva, de novia enamorada, y de comprometida esposa, cual fantasma, armando un rompecabezas y recogiendo sus pasos por las calles de México mientras recuerda a su, por siempre amado, Juan.


Por otro lado, Juan José Arreola, escritor contemporáneo de Rulfo y compañero de vida, quien al recordar los embustes y engaños de Juan dice: “Me gusta creer todo lo que él dijo” Tal vez porque esa era su naturaleza, con un hemisferio en lo fantástico y otro en la realidad. Arreola, oriundo de la misma tierra Jaliscience; es conocido internacionalmente por ser  un excelente narrador, y ahora también un fantasma


Otro literato que aparece en el documental es Jaime Sabines, destacado poeta y por qué no decirlo, otro de los fantasmas mexicanos, también irrumpe en el documental el cronista de la localidad, un hombre de encías prominentes, piel quebradiza, uñas marrones y un bigote que cubre sus tres dientes, siempre enérgico y vital, recordando e inventando, cantando y bailando mientras recrea diálogos sobre la vida y la muerte con el mismísimo diablo.



En general, a cada uno de los personajes, los recuerdos se les agolpan y a cada paso, a cada silencio, a cada respiro, quisieran detenerlos y que aparecieran ante sus ojos con absoluta claridad. Como fondo, hay que destacar en varios momentos, la voz del propio Rulfo leyendo páginas de su obra, que nos transporta por momentos y paisajes al llano que escribió en llamas.

Para concluir con una analogía, en “Pedro Páramo”, Juan Rulfo les dio voz  a aquellos que habitaban las tinieblas del infierno y del más allá dentro del universo de Comala, y ahora contemporáneamente y de la manera más bella, en contraposición, Juan Carlos Rulfo hace hablar a quienes, como bien lo dice el anciano, están a un paso de la sepultura, cruzando la línea entre lo real y lo maravilloso. La cinta es un homenaje a la memoria colectiva del México de finales del siglo veinte, a Juan Rulfo y a todos aquellos que lo conocieron, aunque indirectamente, no se acuerden de él.


[1] Rulfo, Juan. Pedro Páramo. Editorial Oveja Negra, Bogotá 1984

Texto tomado de: http://vacadc.wordpress.com/2011/01/31/del-olvido-al-no-me-acuerdo-una-pelicula-sobre-la-desmemoriada-memoria-de-los-viejos-patriarcas/



Para acceder al texto de una entrevista con el cineasta Juan Carlos Rulfo, hacer clic aquí 

No hay comentarios:

Publicar un comentario