Ficha técnica:
Duración: 86 min.
Director: Jan Svankmajer
Guión: Jan Svankmajer (Historia: Lewis Carroll)
Música: No tiene
Fotografía: Svatopluk Malý
Reparto: Kristýna Kohoutová, Camilla Power
Género: Animación. Fantástico
Alicia en el país de las injusticias
Si no le ha gustado la Alicia de Tim Burton, pruebe con la de Jan Svankmajer, maestro checo de la animación. Es un largometraje que combina la animación artesanal stop-motion con actores reales. Que se reducen, más bien, a una sola niña que hace a la vez de narradora y protagonista, es decir la misma Alice.
En la portada de una edición VHS de Scenes From the Surreal (“Escenas surrealistas”, 1990), que compila tres cortometrajes —Darkness/Light/Darkness en inglés (“Oscuridad/Luz/Oscuridad”), o Tma/Svetlo/Tma (1989); The Death Of Stalinism In Bohemia en inglés (“La muerte del estalinismo en Bohemia”), o Konec stalinismu v Cechách (1990), y Virile Games en inglés (“Juegos viriles”) o Muzné hry (1988)—, se lee:
“Disney + Buñuel = Svanmajer”.
No es un mal slogan, aunque la parte Disney del asunto es la más equívoca, ya que el gran animador norteamericano nunca utilizó marionetas o fotografía cuadro por cuadro (al menos sistemáticamente), y sus películas (no estoy poniendo en duda la excelencia de ellas) estaban expresamente dedicadas a los niños. Svankmajer en cambio difiere no sólo estéticamente sino en la intencionalidad de sus obras. Por eso, Alice dice al comienzo del filme: “Una película para niños… Tal vez”.
La rebeldía para con el régimen comunista es un subtexto que atraviesa la obra de Svankmajer, a tal punto que a veces es imposible de soslayar. Además, para un checo, estos tiempos significan el imperialismo ruso y la ocupación, aquellos dos fantasmas que la propaganda oficial sólo atribuyera a los del Norte. Escenas…, es una muestra de la liberación de los lazos de la censura oficial. Y esta Alicia… se sitúa a sus puertas. Por eso, su versión de la niña de cabellos rubios, no obstante su edad infante, la hace una rebelde dentro del mundo detrás del espejo. El conejo no para de atacarla, es perseguida, las pociones mágicas tratan de convertirla en una muñeca (o la representación temerosa de Alicia de lo que llegaría a convertirse en lo quiere el conejo).
Svankmajer va más allá de la corriente subterránea del absurdo que en los libros de Carroll funcionaban como revulsivos a la era victoriana (la obsesión del conejo con el reloj, la duquesa grotesca y su especie de lucha con la cocinera, el bebé devenido en cachorro de cerdo, las interminables reglas y protocolos autoritarios que se instituyen desde el ridículo, la obsesión de la Reina por cortar cabezas, y muchos otros personajes o situaciones difíciles de interpretar). Las transfigura y las convierte, renunciando a cualquier traslación fiel de los cuentos (como se ve, no es ése el verdadero problema de la película de Burton), haciendo que, por ejemplo, en el final (el famoso juicio por las tartas robadas) Alicia contradiga abiertamente y con valentía a los reyes.
Otra de las escenas más memorables se da al principio. La puerta al mundo mágico no es la madriguera del conejo o el espejo; se trata de un escritorio. ¿Metáfora del mundo adulto? ¿De la burocracia? En cierto sentido, Alicia debe abandonar la infancia para perseguir al conejo, uno mucho más siniestro que el de los libros de Carroll y la película de Burton.
El tratamiento estético que emplea aquí Svankmajer pone en duda el hecho de que se trate de un filme para niños. No hay encanto en las marionetas, no hay delicadeza en sus acciones, no hay evocaciones poéticas, no hay dulzura. Es muy probable que el director pensara este filme como llana y directamente para adultos. Y, a pesar de eso, probablemente se trate de una de las adaptaciones más fieles a los libros de Carroll, a pesar de sus constantes variaciones y modificaciones con respecto a ellos.
Fuente: http://cinematik.com.ar/cine/alicia-en-el-pas-de-las-injusticias-svankmajer
Para quienes aún no hayan leído "Alicia en el País de las Maravillas" les dejamos un enlace para descargar el libro en formato pdf. Está ilustrado por Sir John Tenniel (1820-1914). Para descargarlo, click aquí
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