Ficha técnica:
Director: Eliseo Subiela.
Intérpretes: Julieta Ortega (Rosalía Bermúdez), Antonio Birabent (Santiago), Francisco Rabal (Don Francisco), Héctor Alterio (Padre de Rosalía), Ana María Picchio (Madre de Rosalía), Mónica Galán (Susana), Maricel Álvarez, Natalia Grimberg, Araceli Pourcel.
Producción: Omar Romay, para Promisa y el Instituto Nacional del Cine y el Audivisual de Argentina (INCAA).
Guión: Eliseo Subiela.
Música: Osvaldo Montes.
Fotografía: Daniel Rodríguez.
Dirección artística: Rubén Greco y Margarita Jusid. Montaje: Marcela Sáenz.
Nueva incursión del cineasta argentino Eliseo Subiela (La conquista del paraíso, El hombre mirando al sudeste, El lado oscuro del corazón, Despabílate, amor) en lo que él mismo denomina el surrealismo mágico. En esta ocasión, con el tono de un cuento infantil y desde una decidida apuesta por el romanticismo, retrata la vida cotidiana de Rosalía, una joven imaginativa y dulce, cuya infancia ha estado dramáticamente marcada por el divorcio y el consiguiente alejamiento de sus padres: él vive en la pampa desde hace años, y la frívola madre cambia de amante cada dos días. Ahora, ya superada la adolescencia, Rosalía escapa de la triste realidad que le rodea imaginando que es un hada, atrapada en un cuerpo humano. Mientras trabaja como cajera de un supermercado, descubre que efectivamente tiene poderes mágicos. Esto la lleva a entregarse de lleno a ayudar a cuantos le rodean: lee libros a un solitario anciano, ayuda a una ciega a preparar un examen, intenta reconciliar a sus padres y recuperar su cariño... Paralelamente, un joven que busca indicios de extraterrestres, se conecta por Internet a diversas cámaras de televisión que le muestran rincones de las calles de Buenos Aires. En uno de sus paseos informáticos conoce a Rosalía, intuye sus poderes y acaba por enamorarse de ella hasta la obsesión, a pesar de la dificultad que puede suponer encontrarla.
No es fácil adentrarse en el complejo universo de Subiela, y mucho menos disfrutar plenamente con sus arriesgadas y aparentemente pretenciosas mezcolanzas de fantasía y realismo. Esto ha hecho que sea un autor admiradísimo por algunos y denostadísimo por muchos. No hay con él término medio. Quizá Pequeños milagros pueda servir para alcanzarlo. Ciertamente, Subiela asume tan plenamente la bondad de la protagonista que cae a veces en un sentimentalismo blando e irreal. También es verdad que su afán de integrar en la trama multitud de hilos narrativos y referencias literarias y artísticas le obliga a una estructura muy fragmentada, de interés fluctuante y ritmo sincopado. Y, sin duda, su ansia detallista por captar fílmicamente todos los sentidos humanos le lleva a veces a un sensualismo desagradable, aunque esta vez no cae en el enfermizo paroxismo erótico de El lado oscuro del corazón.
En cualquier caso, en Pequeños milagros, estos excesos y defectos se compensan ampliamente con una puesta en escena de una creatividad visual desbordante, con unas interpretaciones soberbias —que resuelven los complejos perfiles de los personajes con una sobriedad y una naturalidad inusuales— y con una historia literariamente muy sugerente, que logra extraer poesía de las circunstancias más cotidianas. Además, la película plantea una lúcida crítica a la insolidaridad y al egoísmo de la moderna sociedad materialista, ofreciendo a cambio un luminoso cántico a la caridad, aunque no la llame así.
En fin, habrá que seguir sufriendo a este personalísimo cineasta, cuya voz polifónica suena bastantes notas por encima de la vulgar atonía dominante. J.J.M.
Fuente: http://www.bloggermania.com/p/pequenos-milagros.html
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