lunes, 5 de noviembre de 2012

Cine y fotógrafos. THE BANG BANG CLUB. Canadá, 2010.


FICHA TÉCNICA:

  • Director: Steven Silver.
  • Guión: Steven Silver.
  • Fotografía: Miroslaw Baszak(C).-
  • Reparto: .- Taylor Kitsch, Malin Akerman, Ryan Phillippe, Frank Rautenbach, Patrick Lyster, Neels Van Jarrsveld, Russel Savadier.
  • Música: Philip Miller.
  • Género: Drama (Basado en hechos reales).
  • Productora: Foundry Films.
  • Duración: 107 min.
SINOPSIS

Kevin Carter, Ken Oosterbroek, Greg Marinovich y Joao Silva formaron en la década de los 90 el Bang-Bang Club. Con este nombre se conoció al grupo de fotógrafos que cubrió los violentos incidentes que acompañaron al movimiento de liberación de la raza negra en Sudáfrica: la lucha contra el Apartheid. (FILMAFFINITY)

RESEÑA:

Si hay un sueño frustrado que me deje una espina clavada en el corazón, es sin duda el de haber trabajado como reportero gráfico de guerra. Es por ello quizás, que esta película haya entrado sin llamar en ese arcón donde guardo mis películas favoritas, aquellas que por una u otra razón, han ido conformando mi particular y personal historia del cine.
“The Bang Bang Club” lo conformaron Greg Marinovich, Ken Oestenbroek, Joao Silva y Kevin Carter.“The Bang Bang Club” fue el nombre bajo el que se conocía a cuatro jóvenes fotoperiodistas sudafricanos blancos, que arriesgaron sus vidas durante años para denunciar al mundo, las atrocidades realizadas por el gobierno del Apartheid. Adquirieron su fama a principios de los 90, cuando los vientos del cambio que se avecinaba, indujeron al país hacia una espiral de violencia inusitada y sin precedentes. Durante el periodo comprendido entre 1990 y 1994, el Gobierno del Apartheid, crea una guerra secreta contra el ANC de Nelson Mandela. El gobierno encuentra un poderoso aliado, el movimiento Inkatha y sus miles de “Zulú Warriors”. Con las primeras elecciones democráticas de ese  27 de Abril de 1994, cayeron trescientos años de colonialismo y cuatro décadas de Apartheid.
En el año 2010, Steven Silverdebutó como director en esta coproducción Canadiense y Sudafricana sobre el Bang Bang Club, que tiene el infinito valor de dejar constancia en la historia del celuloide de tan trágicos hechos y del temerario pero audaz trabajo de los fotógrafos protagonistas, aunque lo haga de forma almibarada y bajo la sombra demoníaca de las garras de Hollywood. Me parece una buena película y de momento logra mantenerse donde nunca debió haber estado; en el más puro ostracismo. La cinta se basa en el libro escrito por Greg Marinovich y Joao Silva titulado “The Bang Bang Club, snapshots from a hidden war”, de una narrativa a veces deshilvanada pero de infinito valor como documento histórico y humano moralizante y plenamente edificante.
Como digo es una película que me emociona especialmente. Retrata a la perfección esa dualidad, ese problema ético tan importante como es la disyuntiva de ayudar al retratado o simplemente fotografiarlo. La figura del fotógrafo como corresponsal de guerra es absolutamente vital, en el sentido de que si no fuera por él, en el primer mundo los únicos enterados de las terribles injusticias, asesinatos de pueblos enteros y vejaciones de todo tipo hacia seres humanos, serían los propios culpables: Tanto las grandes potencias económicas y sus grandes multinacionales, que negocian con armas, fármacos, textiles o derivados del petróleo, así como los gobiernos medievales de la mayoría de los países del tercer mundo.
Como película es una auténtica aventura, de claro tono social, pero que consigue captar la esencia de la aventura, el peligro y el vivir siempre al límite. Sufre el terrible hándicap de introducirnos la típica y temible historia de amor, con el único interés de captar la atención del gran público, hecho que por otro lado no ha conseguido. Lo único complaciente es que está hecha de la forma más honesta posible y no saca a la peli, de su estado natural Underground. Pero obviando ese inconveniente, queda una película apasionante. Dado el hecho de que Silver nació en Sudáfrica y que ha trabajado anteriormente como director y productor de series de televisión como “Historias de la zona de Guerra” (2002) de temática similar, ha logrado un resultado más que respetable. La cinta es una fotografía inevitablemente subjetiva, pero con toda la intención y predisposición posible  hacia la objetividad ante una situación dramática,  un hecho histórico y una prueba más de la incapacidad del ser humano, de liberarse de su propia cárcel, de su propia tiranía. De lo que más pronto que tarde, nos destruirá.
En esa fusión que trabaja Silver de tratamiento de hechos reales y el intento de hacer una película comercial, se eligieron jóvenes actores, estrellas en potencia y habituales en las últimas producciones de Hollywood. En el papel de Greg Marinovich tenemos a Ryan Phillip, Taylor Kitsch como Kevin Carter, Neels Van Jaarsveld como Joao Silva y a Frank Rautenbach como Ken Oosterbroek.
El guión nos va situando a los personajes en distintos townships cercanos a Johannesburgo, donde arriesgaban sus vidas, en plena guerra para dejar constancia en papel fotográfico de los hechos acontecidos. La narración, aparte de un inmenso valor documental subjetivo, crea una cinta entretenida, emocionante y salvaje más interesante que prácticamente la totalidad de la cartelera de nuestro país, a día de hoy, que escribo estas líneas.
Entiendo de notable interés cultural la narración de la situación que llevó a Greg Marinovich a lograr su premio Pulitzer y de ser herido, mientras Ken Oosterbroeck, fallecía asesinado en un tiroteo que cubrían en Tokoza.
Sirva esta reseña como recuerdo para todos aquellos periodistas, reporteros y fotógrafos fallecidos, que en su noble locura decidieron trabajar en cualquier guerra y que por arriesgar su vida, pagaron con ella. Aquellos que de una u otra manera lucharon contra cualquier guerra, pasada, presente o futura.También nos ofrece una dramatización de lo que le ocurrió a Kevin Carter y de lo que supuso el haber logrado su Pulitzer particular, con la archiconocida fotografía realizada en Sudán. La historia es conocida, pero creo que es interesante recordarla. A Carter se le echó en cara, no haber ayudado al niño de la fotografía y se le dio por muerto sin constatarlo. El propio Carter no lo vio morir, pero la prensa y la opinión pública machacaron al fotógrafo. Catorce años después, en el año 2007, un equipo de periodistas viajó al lugar y logró hablar con los padres del niño, su nombre era Kong Nyong y había fallecido cinco años antes por intensas “fiebres”. En la foto se puede constatar que la criatura llevaba una pulsera verde de la estación de comida de la ONU, donde se encontraban el propio niño, Carter y Silva. Se dice que Carter fumaba White Pipe, una mezcla de marihuana, metacualona y barbitúricos, tenía graves problemas familiares y llevaba una vida desordenada, que perdía sus carretes en aviones y aeropuertos, que era depresivo y que vivió un sinfín de experiencias trágicas. Se suicidó dentro de su furgoneta por “intoxicación por monóxido de carbono” a la edad de 33 años. Tenía una profunda y sincera amistad con Ken. Se puede leer parte de su nota de suicidio: “Estoy deprimido [...] sin teléfono [...] dinero para el alquiler [...] dinero para la manutención de los hijos [...] dinero para las deudas [...] ¡¡¡dinero!!! [...] Estoy atormentado por los recuerdos vividos de los asesinatos y los cadáveres y la ira y el dolor [...] del morir del hambre o los niños heridos, de los locos del gatillo fácil, a menudo de la policía, de los asesinos verdugos [...] Me ido a unirme con Ken, si soy yo el afortunado.”
Fuentehttp://cinemasuite24.wordpress.com/tag/the-bang-bang-club/
GALERÍA






















TRÁILER (en inglés)



ENLACE DE INTERÉS

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1 comentario:

  1. Gracias por la cita. Me alegro que te haya servido la crítica de la peli.

    Saludos.

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